domingo, 28 de noviembre de 2010

DOCUMENTAL TAREAL 1

                              Los humedales del río Ozama



El remanso del río Ozama a su entrada a la provincia Santo Domingo y hasta su desembocadura en el Distrito Nacional, conforma el segundo sistema de humedales más grande e importante del país. Casi en su totalidad, estos ecosistemas forman parte del Parque Nacional Humedales del Ozama (creado mediante decreto 207-02) y del Cinturón Verde de Santo Domingo y desde hace un año están siendo habilitados para el turismo y el uso familiar por el Ministerio de Medio Ambiente.
La gracia de un humedal, dice el viceministro de Áreas Protegidas, Eleuterio Martínez, es el racimo de lagunas de todos los tamaños que bordean el río que invitan a realizar todo tipo de actividades de recreación.  Es una oportunidad cercana y económica para conocer patos, garzas de ríos y grises, y aguazas, zaramagullones y carraos; reposar bajo una ceiba centenaria, respirar aire puro a pocos kilómetros del centro urbano, realizar reuniones familiares, caminar, montar bicicleta, pasear en botes, hacer investigación científica o simplemente tirarse sobre la grama y no hacer nada.
UN PARQUE DE 47.42 KILÓMETROS CUADRADOS
Hay espacio para mucho: el
Parque Nacional Humedales del Ozama mide 47.42 kilómetros cuadrados, con un sendero de 27 kilómetros de largo que conecta Laguna Manatí, en La Victoria, con el Cachón de la Rubia, en Santo Domingo Este. A su entorno se suman el Parque Ecológico Las Malvinas y la Islita de la Esperanza, en la confluencia de los ríos Ozama e Isabela.
Vivir frente al río
El gran logro de las autoridades en el
río Ozama es haber recuperado un área que, aunque protegida, estaba deforestada, y ofrecerla como un gran enclave de recreación para las familias dominicanas y los visitantes extranjeros, dice el administrador del Parque Nacional Humedales del Ozama, Rafael Dipré. 
“Se han sembrado más de 120,000 plantas en el parque, especialmente caoba, mara, roble, corazón de paloma, Juan primero, ceiba y capá”, informa. En algunos puntos se han construido infraestructuras mínimas para servicios sanitarios y una brigada del Servicio Nacional de Protección Ambiental se encarga de vigilar las zonas ya habilitadas para el uso público como El Cachón de la Rubia, los parques ecológicos Las Malvinas y El Cachón de San Isidro, la Islita de la Esperanza y las lagunas Manatí y Flamenco.
Estos lugares ya reciben cientos de visitantes de universidades, colegios, liceos, instituciones privadas y públicas, investigadores, personas relacionadas con el turismo y jóvenes estudiantes que realizan labores sociales y académicas de reforestación en el parque, explica Dipré.
Programa
Para motivar la sensibilidad y la participación ciudadanas en la protección de los
humedales y los recursos acuíferos, el Ministerio de Medio Ambiente implementa el programa “Vivir frente al río”, que en una primera etapa procura que las familias ubicadas en las márgenes de los ríos Ozama e Isabela aprovechen las ventajas de vivir a orillas de estos cursos de agua y colaboren en su cuidado y preservación.
MÁS SENSIBILIDAD CIUDADANA
MÁS QUE
 sembrar árboles, limpiar los ríos, despejar zonas dedicadas al conuquismo o abandonadas, a las autoridades de Medio Ambiente lo que más les ha costado ha sido crear conciencia en la población, y en los mismos ayuntamientos, sobre la importancia de los recursos naturales, aunque aseguran que poco a poco lo están consiguiendo.
“En Los Tres Brazos la gente ya no tira la basura al río, y en Capotillo y Simón Bolívar muchas familias siguen un programa de recogida de basura junto con Ayuntamiento del Distrito Nacional. Estamos tratando de rescatar el Ozama; es un sueño pero tenemos que comenzar”, dice Eleuterio Martínez. Que realizan labores sociales y académicas de reforestación en el parque.

DECLARADO ÁREA PROTEGIDA EN EL 2009 POR SU GRAN POTENCIAL ECOTURÍSTICO, ES EL MÁS GRANDE SISTEMA DE HUMEDADES METROPOLITANO DEL PAÍS
Los siete kilómetros de humedales, aguas dulces y saladas, playas, mangles, lagunas y vegetación ribereña que conforman el estuario del río Nigua y zonas cercanas, constituyen desde el pasado 2 de febrero el Parque Ecológico Nigua y desde el pasado lunes 7 el primer patrimonio natural del municipio San Gregorio de Nigua, en la provincia de San Cristóbal.
Los trabajos de remozamiento de lo que antes era un área pantanosa  poco aprovechada, fueron iniciados por el Ministerio de Medio Ambiente.
Desde Playa Linda hasta Casa Blanca, le corresponden 300 metros de playa y viene a complementar otros atractivos del municipio, como las ruinas de los ingenios coloniales de Boca de Nigua y Bachiller Belosa, el antiguo Leprocomio y la Casa de Trujillo.
LOS HUMEDALES, DEFINICIÓN Y UTILIDAD
La Convención Ramsar define el humedal como “una extensión de marismas, ciénagas y turberas, o una superficie cubierta de agua, bien de régimen natural o artificial; permanente o temporal; estancada o corriente; dulce, salobre o salada, incluidas las extensiones de agua marina cuya profundidad en marea baja no exceda de seis metros.” ¿Para qué sirven los
humedales? Para regular las crecidas, retener nutrientes, sedimentos y contaminantes, mantener la cadena alimenticia, estabilizar las condiciones climáticas, controlar la erosión y proteger contra las tormentas.
Parque ecológico y patrimonio natural
Nigua tiene entre sus atractivos una gloriosa historia cultural ligada a una antigua ruta de ingenios, un desaparecido leprocomio y la casa del dictador Leonadas Trujillo. El resto del municipio, elevado a esta categoría en el año 2001 y en el que viven alrededor de 40,000 personas, se perdía entre el polvo de su centro urbano y la aglomeración de industrias en los alrededores.
Fue así hasta octubre del año pasado, hasta que la enorme franja de humedades de sus orillas costeras fuera declarada área protegida mediante decreto 571- 09 y el pasado 2 de febrero el lugar debutara como Parque Ecológico de Nigua.
Era el Día Mundial de los Humedales y una delegación de la Convención Ramsar, organismo mundial que se dedica a la conservación de estos ecosistemas, celebraba la fecha entre sus tierras pantanosas junto a las autoridades dominicanas.
El parque, al que arriban 40 especies de aves, es ahora un área con grandes potencialidades de desarrollo, dice el ministro de Medio Ambiente dominicano, Jaime David Fernández. “Lo que hoy vemos lleno de basura será convertido en un gran parque ecológico que termine siendo un centro de cohesión social de todos los sectores del área metropolitana pero especialmente de la comunidad de Nigua; que ricos y pobres puedan venir a pescar, a recrearse con observatorios de aves, a visitar lugares históricos”.
El pasado lunes 5 de febrero, el Ayuntamiento del Municipio San Gregorio de Nigua asumió el compromiso de velar por los humedales, al declarar el parque ecológico Patrimonio Natural mediante la resolución 02-10. Se espera que en dos años el espacio, ubicado aproximadamente a 20 kilómetros de Santo Domingo, esté completamente remozado y a él acudan las familias dominicanas y los viajeros a recrearse.
Y si alguien se pregunta por qué vale la pena visitar un humedal, Eleuterio Martínez, subministro de Áreas Protegidas, asegura que se trata del ambiente más apacible y tranquilo. “El hecho de estar viendo un plato de agua y aves que llegan es para despertar el ánimo, la recreación, la parte espiritual.
En las tardes, la cantidad de aves que llega aquí es impresionante, un paraíso”.
EL SANTO DE LOS HUMEDALES
El tronco gigante de una javilla arrastrada hace años hasta los humedades de
Nigua por las tormentas ya fue esculpido por el premiado artista Roosevelt Méndez, vicepresidente del grupo artesanal Santos de Palo de Bonao, dándole forma al que será el Santo de los Humedales (así fue bautizado), un atractivo cultural que permanecerá a orillas de una laguna y que servirá de punto de encuentro para los excursionistas.
Un país de humedales
Ocupando un área aproximada de 1,673. 52 kilómetros cuadrados, República Dominicana cuenta con los mayores sistemas de
humedales naturales del Caribe, explica Eleuterio Martínez, viceministro de Áreas Protegidas del Ministerio de Medio Ambiente.
Los más importantes son el lago Enriquillo, declarado humedal internacional o Sitio Ramsar; las lagunas de Oviedo, Bávaro, Redonda, Limón y Cabral y el caño de Estero Hondo. Los humedales artificiales, a su vez, ocupan alrededor de 4,291.56 kilómetros cuadrados y están localizados principalmente en la llanura arrocera del pozo de Nagua, bajo la influencia del Yuna, la parte baja del Yaqué del Norte y gran parte del valle de San Juan.
Estas áreas, informa Medio Ambiente, “son aprovechadas para la explotación intensiva del cultivo de arroz, una especie común de los humedales artificiales y el alimento básico de más de la mitad de la humanidad”.
Otros humedales del interior: desembocadura del río Boba, presa de Hatillo, laguna Saladillo y Estero Balsa.
Otros humedales de la costa: el litoral de Puerto Plata, Cabarete y Magante hasta Río San Juan; Los Haitises hasta Miches; Nisibón, Uvero Alto, Macao y Cortecito y Punta Cana en la provincia La Altagracia; las dunas de Las Calderas en Peravia; Pueblo Viejo en Azua y los humedales de Manuel Matos, desde Beata hasta Caletón.

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